EL UNIVERSO DE RODILLAS






El Universo hincándose de rodillas suplica
mientras los dedos chasquean soliloquios
de palabras huecas y de miserias humanas

Lejos muy lejos del cosmos y de su hábitat
están brotando allende el espacio vacío
satélites viudos emancipándose de sus órbitas

Y las fugacidades sin estela reinician su ciclo
como arraigo sideral alejándose de la nada y del cero
Rompeolas de estelios estallan y transmutan.

Son continentes de nebulosas primitivas y arcaicas

Oh estrellas ingrávidas y ateas, rogad porque
recen los hombres contra el abandono indolente
de las estaciones ordinarias y de sus principios vitales

En cuanto nos salpiquen de fuego los soles
la liturgia de las eras inacabadas retomará su rito
enajenándose de sus consecuencias erráticas

Oh levantes y ponientes , nortes y sures
despertad del letargo insumiso que os acecha
Abríos fronteras naturales y límites oceánicos

La quimera del fin es la ley iniciática del orbe


.

domingo, 9 de mayo de 2010




Y VENDRÁ



Huyo del filo hiriente de lo racional
y de lo muerto

- Cómo me siento hoy de sola -

Y ya me prefiero despierta
con estas desempañadas tristezas
que dormida
con una alegria empañada y difusa

Y...
(¿ te acuerdas alguna noche sin luna de mi?)
las esperanzas sucumben
cuando la evidencia se manifiesta
y no miente

- Me anida una pena,
sin árbol, sin pájaro y sin sentido,
pero te recuerdo -




Rosa Iglesias

Lun Feb 22, 2010 3:10 am

sábado, 1 de mayo de 2010

QUE NUNCA MÁS, EL LLANTO



LECTURA de ROSA IGLESIAS



Que nunca más nos rebrote
de pena y de sombra la herida
Que la sobriedad de esta contumaz despedida
no florezca de llanto
entre tantos jardines sin riego

Que el amanecer de nuestros campos segados,
no sangre
Que las nuevas especies de avecillas
sin canto
recobren de sus trinos, la voz

Que , yo, como amapola presumida,
sin color,
me desdibuje poco a poco del infinito paisaje
y que, tú, devoción inaplacable,
de mi alma,
seas de nuevo simiente

Que a nuestras inmensidades desarraigadas
sin horizonte, lejanía ni oriente,
de azules celestes y de mediodías,
las siembre,
con su amorosa semilla , la luz

Que siempre, amor,
me encontrarás como llaga de arado
en el oquedal de la tierra y su sal
Que estas nuestras enamoradas sangres
sin brote,
a su inevitable raíz de corazones rotos,
se acomoden

Que el tiempo misionero predicando la muerte
no alcance de su místico libro
el epílogo y final,
antes de que nosotros, desconsolados,
lo hayamos con nuestros dos nombres
suscrito....

Que nunca más el llanto
se siembre
fertilizando de noches,
la implacable voracidad del olvido



Rosa Iglesias

Mar Feb 09, 2010 3:10 pm